Nada príncipe, nada siempre
Había una vez un príncipe muy, muy bonito. Era tan bonito que todos los niños de la corte real querían parecerse a él. Siempre estaba sonriendo, ayudando a los demás y jugando. Era un niño muy, muy amado por sus padres el rey y la reina. Un día sus papás decidieron separarse, no porque no se quisieran, pero decidieron emprender caminos diferentes, así que el rey se fue a vivir a Villa Mar y la reina a Villa Azul con el pequeño príncipe. Él aunque estaba triste por dentro nunca dejó de sonreír por fuera. Lo más importante es que sabía que sus padres le querían y le querrían siempre. Una tarde se presentó en Villa Mar una bruja muy, muy mala disfrazada de princesa del Sur que supo engatusar con conjuros al rey y enamorarle. Es complicado defenderse de la magia oscura, así que logró hacerse con el trono real y convertirse en reina consorte. La bruja desde el principio no veía con buenos ojos a su hijastro porque sentía que su poder sobre el rey disminuía en su presencia, como si d