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NO es NO

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Si una mujer te dice NO es NO. Y si no lo captas, empieza a entenderlo. No todas vamos a querer sucumbir a tus encantos. No todas vamos a querer estar contigo. Es que igual no me gustas, ya le gustarás a otra. Pero lo que no puedes es amarrarme. Lo que no puedes es obligarme. Lo que no puedes es seguirme, ni atarme, ni secuestrarme. Te crees en el poder de forzarme y después para que no te delate matarme. Soy como tu madre, soy como tu hermana, como tu hija. Me has humillado, me has roto por dentro, me has destrozado la vida y luego quitado. ¿Por qué? ¿para que te demuestres a ti mismo que tienes poder sobre nosotras? ¿por que te crees Dios? Pues no lo eres. Eres un enfermo, un degenerado, un desgraciado. Porque tú no tienes por qué arrancarme el corazón. Arráncatelo tú si quieres. A mí no, ni a ninguna de mis hermanas. Porque somos muchas, somos fuertes, somos valientes. Y no te lo vamos a permitir. Nos vamos a defender. Vamos a acabar contigo y con los demás. Las cosas está

No te lo calles nunca

Hay momentos que te apetece decir a toda voz "¡No puedo más! ¡Estoy harta de que me tomen por tonta!" y te quedas con las ganas de pegar un buen grito. Esto me recuerda lo que me pasó una vez en Dublín  hace mil años cuando fuimos una amiga y yo de vacaciones a ver a dos amigos. Uno de ellos le gustaba a ella y él no le hacía mucho caso a pesar de que en España habían tenido una "historia". Mi amiga estaba muy tensa, muy decepcionada y triste. Una noche paseando cerca de un puente las dos solas, me fijé que no había nadie cerca y le dije que gritara. Que lo hiciera a todo pulmón. Ella es una chica muy tímida y le daba vergüenza. Le volví a animar "Te vas a sentir mejor" . Empezó a gritar y yo con ella (yo también tenía una historia que sacar afuera). Cuando terminamos me dijo que se sentía aliviada, más tranquila. El resto de los días estuvo mejor y yo me alegré por ella. Y por mí también, qué relax por favor el gritar a veces.   Y es que me di cuen

Despierta, despierta

Y se acostaba triste, muy triste. Todo le salía mal, siempre, con todo el mundo. Y es que la vida es dura, es injusta, va a por él continuamente y no le deja tomar aire para respirar. Con ella también le salió mal. Y con la anterior. Y con la de antes. Con todas. Y es que por qué a los demás sí y a mí no. Por qué. Y se acostaba contento, muy contento. Aunque no todo le salía bien, él se lo tomaba bien. Con ella le salió mal y también con las anteriores, pero no pasa nada. Sí, puede que a los demás les haya llegado su estrella, pero ya llegará. Todo tiene que surgir cuando ha de surgir. Ni antes ni después. Todo a su debido tiempo.  La actitud ante la vida es lo más importante. Puedes meterte en una cueva y no querer salir nunca porque la vida te trata mal y te obliga a ser infeliz... Piensa que ninguna fuerza extrasensorial te obliga a nada, ni hay una mano negra que te esté señalando continuamente a que fracases. No, eso no existe, así que relájate. Haz actividades que t

Tú puedes con todo

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Tenemos dos opciones de tomarnos una mala noticia. Una es decir “¿Por qué yo?” “Siempre me pasa a mí”… etc. La otra es decirte a ti mism@ “Puedo con todo lo que me echen. Habrá momentos tristes, duros, pero soy fuerte y voy a poder superarlo día a día”. En mi opinión la actitud es muy importante en el tema de la salud y se curan antes las personas con positividad, que ponen todo de su parte para recuperarse, que las que lo ven todo de color negro. Quienes están compadeciéndose de lo malo que les sucede están perdiendo un tiempo maravilloso en pasarlo con las personas que quieren, en disfrutar de actividades que les llenan, en valorar las pequeñas cosas… porque en eso consiste la vida, en DISFRUTAR. Las olas no las vamos a saber parar nunca porque ellas siguen su curso, pero de nosotr@s depende el tomar la decisión de querer aprender a surfearlas. Al principio cuesta tomar una decisión así y decir “Voy a saber dominar el mar, voy a intentar surcar las olas y enfrentarme con mis m

Querido Reino Lejano

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En un reino muy muy muy lejano vivía Diana. Era una princesa muy popular ya que siempre estaba preparado fiestas en el Palacio para celebrar cualquier tipo de evento. Siempre sorprendía a sus invitados con ricos manjares, una cuidada decoración y exquisitos caldos venidos de todo el mundo. Una mañana soleada Diana se encontró a una mujer muy anciana que nunca había visto y se acercó a saludarle amablemente  "Buenos días señora, soy la princesa Diana, mañana celebraremos el día de las flores y me gustaría que viniese a la fiesta que estoy preparando" -  le dijo Diana con una sonrisa de oreja a oreja. La anciana le respondió pausadamente  "Se lo agradezco princesa, pero no iré. Tengo cosas más importantes que hacer" . La princesa se quedó extrañada, era la primera vez que alguien le decía que no a una invitación. Pasaron unas semanas y Diana volvió a encontrarse con la señora -  "Querida, esta tarde celebraré un almuerzo con motivo de la llega

Malos comienzos son a veces los mejores finales

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Martín conoció a Marina en el trabajo. Coincidían en la impresora, en la cola de la cocina para calentar el tupperware, esperando el ascensor... Trabajaban en diferentes departamentos, Martín en el Comercial y Marina en Relaciones Laborales de un conocido banco nacional. Tras muchos días dudando y recapacitando en casa cómo entablar un primer contacto que no fuera el visual, Martín se atrevió a hablarle en una tarde de viernes saliendo de la oficina. Marina al principio se sorprendió de que un desconocido, de su mismo trabajo, pero igualmente desconocido, le hablara así por así. “Pues parece que el fin de semana no va a llover”  – comentó Martín, con un tono como si fuera el hombre del tiempo del telediario” – él pensó para sí  “qué original que soy, normal que casi nunca me coma un rosco”. “La verdad es que me da igual si llueve o no porque me voy a quedar en casa igualmente. Buenas tardes”  – respondió tajantemente Marina mientras salía por la puerta pri

Cuidado con lo que deseas princesa

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Había una vez una princesa que vivía en el castillo de Victory. Se llamaba Emily. Sus padres Tom y Karen siempre le habían dado todo lo que quería, cuando ella tenía un capricho, ellos lo hacían realidad al instante. Nunca había conseguido nada por sí misma porque estaba acostumbrada a que lo lograba todo con tan sólo pedirlo. Si competía en tiro con arco contra plebeyas del Reino, ella siempre ganaba el primer puesto. Si alguien hacía una gracia que llamara la atención, Emily siempre intentaba llamar la atención con anécdotas y chistes, que aunque no tuvieran gracia, los demás siempre se las reían. Vivía en un paraíso terrenal. No tenía que esforzarse absolutamente en nada y su vida era perfecta. Una tarde apareció en el castillo un hada madrina. Se le apareció a la princesa cuando se encontraba en sus aposentos. - Te concederé 3 deseos, lo que me pidas bella Emily - le dijo el hada. - No sé qué pedir puesto que de todo poseo. - Tras unos breves segundos - Deseo ser la p