No te lo calles nunca
Hay momentos que te apetece decir a toda voz "¡No puedo más! ¡Estoy harta de que me tomen por tonta!" y te quedas con las ganas de pegar un buen grito. Esto me recuerda lo que me pasó una vez en Dublín hace mil años cuando fuimos una amiga y yo de vacaciones a ver a dos amigos. Uno de ellos le gustaba a ella y él no le hacía mucho caso a pesar de que en España habían tenido una "historia". Mi amiga estaba muy tensa, muy decepcionada y triste. Una noche paseando cerca de un puente las dos solas, me fijé que no había nadie cerca y le dije que gritara. Que lo hiciera a todo pulmón. Ella es una chica muy tímida y le daba vergüenza. Le volví a animar "Te vas a sentir mejor" . Empezó a gritar y yo con ella (yo también tenía una historia que sacar afuera). Cuando terminamos me dijo que se sentía aliviada, más tranquila. El resto de los días estuvo mejor y yo me alegré por ella. Y por mí también, qué relax por favor el gritar a veces. Y es que me di cuen