El ramo de rosas de San Valentín

Mario siempre sabía sacar a Laura una sonrisa. Se conocieron cuando los dos tenían 17 años y desde entonces se habían hecho inseparables. El primer beso se lo dieron juntos, conocieron a la vez lo que es hacer el amor y decir "Te quiero" a alguien que no fuera de la familia o de su pandilla. 

Se casaron a los 25 y pronto llegaron Asier y Ana, lo que les colmaba de felicidad a ambos. Laura era una persona negativa y Mario siempre intentaba dar la vuelta a las situaciones más complicadas o que no tenían solución según ella. 

- Tranquila amor, intentaremos salir de esta porque juntos somos más. Tú y yo siempre - le decía Mario al oído mientras ella le abrazaba, le daba un suave beso en la mejilla. 

Cada día de los enamorados Laura recibía un ramo de rosas, el número correspondía a los años de casados que llevaban juntos. Cuando Laura recibió el ramo de los 52 años de empezar la relación le dijo a su marido que no sabía qué hacer con tantas rosas. Él no se sorprendió, ya que eso mismo le decía ella año tras año.

- Pero lee la nota que te he escrito amor - le comentó Mario sonriendo mientras ella buscaba dónde colocar el ramo de flores-.

Ella la leyó en voz alta - Laura mi vida. Feliz día de los enamorados. Ya llevamos 52 años celebrándolo juntos. Tú y yo siempre mi amor - ella sonrió y le vinieron a la mente flashes de momentos que habían pasado juntos, el primer viaje a Benidorm, el nacimiento de sus hijos, cuando compraron su casa... Eran afortunados por haberse encontrado el uno al otro.

La felicidad colmó cuando diagnosticaron un Cáncer incurable a Mario. Y pocos meses después Laura y sus hijos tuvieron que despedirse de aquella persona que alumbraba con su luz allá donde iba, que lucía su sonrisa aún en los peores momentos. 

Y llegó el primer día de los enamorados sin Mario. Laura no paraba de llorar y oyó que sonaba el timbre de su casa. 

- ¿Es usted Laura? - preguntó un repartidor con un enorme ramo de rosas en la mano. 

- Sí,soy yo - respondió ella secándose las lágrimas con la manga de su camisa. 

- Esto es para usted - le dijo el muchacho mientras le entregaba el ramo y una nota-.

- Esto debe de ser una equivocación, mi marido falleció hace unos meses... - comentó ella con la voz entrecortada-.

- Señora, a mí me han dicho que tenía que entregarle este ramo. Que pase buen día y siento que haya perdido a su esposo - la mujer cogió el ramo de flores y el chico se dio la vuelta y se subió a su moto.

Laura entró en casa, depositó el ramo encima de la mesa del salón y cogió la nota. Dudosa de qué hacer en ese momento decidió leerla "Laura mi amor. Aunque ya no esté contigo físicamente piensa que estoy contigo en espíritu porque nuestro amor es eterno. Tú y yo para siempre mi amor".

Laura cerró los ojos, las lágrimas brotaban sin cesar y de repente esbozó una sonrisa porque era verdad lo que decía la nota. Su amor era por y para siempre. Recibió cada año un ramo de rosas en cada San Valentín de parte de su esposo hasta que hace poco tiempo partió a reunirse con su amor y poder estar juntos en la eternidad. 




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