La vida es para vivirla

Llevamos un año raro no, rarísimo. O por lo menos el mío está siendo muy diferente, no sé el vuestro. En los meses de confinamiento había muchas personas que prometían cambios en sus vidas cuando todo acabase estilo "Voy a hacer deporte", "Me voy a cuidar más", "Voy a aprender a preocuparme menos por tonterías y más por temas importantes"... Desde que pudimos salir de casa de nuevo muchas de las promesas cayeron en saco roto.

Creo que es un buen momento para poder hacer cambios en nuestras vidas. A mí por ejemplo el haber estado dos meses y pico sola con mi gata en casa, me ha ayudado a darme cuenta de cosas que necesito cambiar en mi día a día. Un ejemplo, siempre estoy haciendo planes, igual debería dosificar y descansar más. Y lo estoy cumpliendo al igual que otras promesas que me hice. Porque para eso son las promesas, para cumplirlas, no para decirlas y luego olvidarlas.

He notado cómo hay gente que ha salido mal del confinamiento, enfadados con el mundo. Incluso debajo de la mascarilla se puede intuir el amargor de estas personas. El otro día en una tienda nos dejó heladas una señora a una amiga y a mí con la mirada que nos echó. Si hubiese tenido Rayos X nos hubiera hecho una radiografía completa, ¿por qué hay tanta mala leche suelta por ahí? Y no soy la única que lo dice, he hablado con amigos que me han comentado lo mismo. Hay mucho cabreado suelto. 

Atrás quedaron esos días interminables en casa, pero tenemos que seguir siendo responsables con nuestros actos ahora que ya no estamos confinados. Pero como siempre, hay de todo en todas partes. Hay quienes han decidido enseñarnos su "cara bonita" no usando mascarilla, exponiendo a quienes nos cruzamos con ellos a contagiarnos del maldito virus. Cuando alguien no se pone la mascarilla le está perjudicando a las personas con las que se cruza, a sus familias, amigos, compañeros de trabajo... y un largo etcétera. Es una falta de respeto a los demás y grave, muy grave. A mí tampoco me gusta llevar mascarilla con estas temperaturas y más cuando subo una calle empinada porque siento que el aire se desvanece a mi alrededor, pero es lo que toca y hay que apechugar. Así que a ponerse la mascarilla, no hay otra si queremos evitar que se siga propagando el virus.

Hasta que el Coronavirus no tenga cura no podemos bajar la guardia. Y lo de la gente que está haciendo lo que le da la gana haciendo fiestas masivas, botellones y demás... espero que os pongan una buena multa porque no hay derecho a todo el daño que estáis provocando. No tengo palabras para describir lo que pienso de vosotros. Con vuestras actitudes incívicas estáis poniendo en riesgo muchas vidas. Igual no os ha tocado de cerca el virus, a mí sí y se pasa muy mal cuando pierdes a alguien que aprecias. Es triste que haya tan poca empatía, hay quienes hasta que no les toca algo malo no sepan ponerse en el lugar de los demás. 

Sólo espero que toda esta situación pase pronto y no volvamos a tener que volver a estar encerrados en casa. Sería volver a atrás, desandar lo andado por culpa de unos cuantos que están haciendo lo que les place sin guardar distancias, sin usar mascarillas y un sinfín de imprudencias más. Os mando mucho ánimo, espero que disfrutéis del verano, pero con cabeza. La vida es para vivirla pero con respeto a uno mismo y a los demás. Feliz día.



Comentarios

Entradas populares de este blog

Las palabras se las lleva el viento, los hechos ni un huracán

El karma funciona tarde o temprano

Somos más fuertes de lo que pensamos

El Amor volverá

Mi reflexión en época de coronavirus

WhattssAps de medianoche

Toca la trompeta

Nada príncipe, nada siempre

No te lo calles nunca

El Rey de las 6 Princesas