El Rey de las 6 Princesas
Había una vez un Rey llamado Cristiano. En
su Reino vivían 6 Princesas. Con cada una tenía una vida diferente, pero todas
compartían lecho con él.
Una de ellas era Alicia, con la que le
gustaba pasear en caballo durante la semana y con la que acudía a fiestas de
otros Reyes del país. Por otro lado estaba Beatriz, una Princesa venida de una
comarca cercana, que estaba muy encariñada con Su Excelencia. Verónica siempre
había amado en silencio a Cristiano y se desvivía por llamar su atención, iban
juntos de comida y alguna que otra cena íntima. La ex Reina y ahora Princesa
Laila también sucumbía a sus encantos y esperaba su turno paciente en el lecho
para poder estar con él. Otra era Elena, supuesta Princesa oficial, pero a la
que mientras halagaba y alababa sus encantos, por detrás le engañaba con Lucía.
Ésta era la más discorde del grupo, era la única que no se dejaba manejar como
las demás y cuando el Rey hacía o decía algo que no era de su agrado, ella le
llamaba la atención. Esto no le gustaba a Su Majestad, que se ponía hecho una
furia porque con ella no podía hacer lo que él quería.
Elena ansiaba ser Reina y no quería ver lo
que le rodeaba. Prefería hacer de tripas corazón y seguir con su Rey. En cambio
Lucía un día abrió los ojos y le pidió al Rey que pensara con cuál se iba a
quedar de todas, ya que en la vida no se puede tener todo. Cristiano probaba
con una, con otra, con todas y nunca sacaba una conclusión en claro. ¿Por
qué no puedo estar con todas? - Se preguntaba a sí mismo.
Lucía no se sentía una más y quería ser la
única. Si Elena en cambio quería cerrar los ojos bien por ella, pero Lucía no
quería eso en su vida. Estaba dispuesta a luchar por su Rey, pero sin ir en
contra de sus valores.
Pasaron los meses y el Rey continuaba con
su harén intacto, pero Lucía ya se había desencantado de las palabras, de las
promesas y de las ilusiones que él le hacía. Mientras Cristiano estaba de
vacaciones con Elena en el Sur del estado, en el Reino Gaditano, éste no paraba de declararle su amor
a la Princesa rebelde, pero era un falso amor. Lucía le creyó y volvió a
sucumbir en esa imposible historia de desencuentros. Volvieron las noches
interminables en la alcoba Real, otras las pasaban en los aposentos de la
Princesa. La pasión, las caricias y las promesas eternas sucumbían el tiempo
que disfrutaban juntos. "Vas a ser la única, no puedo estar con nadie
más que contigo. Voy a dejar a las demás Princesas por ti porque Te
Quiero" - le dijo el Rey Cristiano mirándole fijamente a los ojos a
Lucía.
Dos días más tarde el Rey se casó con Elena
ante el corazón roto de Lucía. Pero de repente ella se recompuso porque se dio
cuenta de que él no era lo que quería en su vida. Él prefería una persona como
Elena, que cerraba los ojos ante la realidad, ya que es más fácil obviar los
hechos, que tener que enfrentarte a la verdad. Y ni comieron perdices ni fueron
felices. Él siguió con su harén como de costumbre, le quedaban las otras 4
Princesas aparte de su recién esposa, pero cada noche se acordaba de la que ya
no estaba a su lado, la Princesa Lucía. Fue la última en llegar al Reino, pero
la única que le llegó adentro, era la diferente y con la que podía ser él mismo.
Al tiempo la Princesa Lucía se casó con un Rey que le cuidaba como se merecía y
fueron muy muy felices.
Conclusión: Un Rey con varias Princesas
alrededor, malo. Cerrar los ojos y no querer ver, malo. Creerte promesas sin
pruebas, malo. Vender la moto a diestro y siniestro, malo. Seguir siendo "una más", malo. Creer a quien
dice a todas lo mismo, malo. Pensar que eres la "Princess Oficial del Reino" y te la están pegando por detrás,
malo. Que un día pasen de ti y de repente exalten lo mucho que te quieren, mentira. Ningún Rey se merece que una Princesa se arrastre por él. No hay nadie
que valga tanto la pena para tener que aguantar una traición así. Princesa Elena, piensa que hay muchos
Reyes, pero que también hay Príncipes, de los que te van a tratar incluso mejor
que a una Reina. ¡Abre los ojos y hazte valer! Pero desde ya, sin más. Princesa Lucía, ¡olé! Darte cuenta de la realidad a tiempo es siempre la mejor victoria.
El Rey de Hielo y sus princesas
Comentarios
Publicar un comentario