La furia de Ana


Ana y Juanjo se conocieron en una fiesta. Fue un flechazo porque nada más verse sentían una química de las que te hacen sentir que esa persona no va pasar desapercibida en tu vida. Días más tarde, después de escribirse numerosos mensajes, Juanjo dio el paso de invitarle a cenar. Fue una noche de risas, mucha complicidad, que acabó en besos y en la casa de él.

Juanjo en ese momento tenia 30 años, nunca se había enamorado, no sabía lo que era querer realmente a alguien. Cuando estaba con Ana sentía que podía ser él mismo, que sus bromas le hacían reír y empezó a sentirse querido. Ana le contaba sus historias pasadas, lo había pasado muy mal con los chicos con los que había estado y además tenía un trauma desde siempre, nunca se había sentido querida por su padre.

Ana trabajaba de psicóloga y daba terapia a personas que necesitaban desahogarse, liberar sus pensamientos. Por su parte, ella también acudía en sus ratos libres a otra especialista, que le ayudaba a superar sus problemas. Juanjo le mimaba todo lo que podía y le cuidaba. Poco a poco empezaron a sentir que eran una pareja. Viajaban por Cantabria, Galicia, Alicante... lo importante era estar juntos y disfrutar de los momentos que pasaban juntos.

Cinco meses bastaron para que Ana empezase a sacar su verdadero "yo". Se comportaba como una déspota, contestaba mal a Juanjo y cuando él quería hacer una broma de un enfado, ella le ridiculizaba y le decía que se callara. Juanjo estaba enamorado, nunca antes lo había sentido, pero estaba dudoso porque no entendía por qué habían cambiado tanto las cosas.

Juanjo siempre había sido una persona abierta, sociable, que le gustaba quedar con sus amigos para tomar unas cervezas, ir al cine... pero todo cambió radicalmente. Ana le hacía sentir culpable de que la dejara sola, de que ese día había tenido algún tipo de problema en el trabajo y él no había estado apoyándola. Juanjo por no tener bronca, se callaba, le daba la razón y volvían a hacer las paces de nuevo. Entonces ella se comportaba de forma cariñosa, pero no duraba mucho tiempo, sólo hasta que Juanjo quisiera tomar una decisión por sí mismo.

Los amigos de siempre de Juanjo habían preparado un viaje a Málaga para pasar el puente de mayo. Tenían la reserva hecha, entradas para un concierto, hotel pagado y gasolina a tope en el coche. Media hora antes del viaje, Juanjo tuvo que darse de baja porque a su novia le había dado un ataque de ansiedad. Media hora después de que ellos emprendieran en viaje sin entender qué estaba pasando a su colega, Ana estaba divinamente, dictando a Juanjo todos los planes que ella quería hacer en el puente.

Juanjo fue empezando a hacerse pequeñito, o por lo menos así se sentía él. Dejó de ir al gimnasio porque "Allí hay mucha loba", dejó de quedar a tomar algo con los del curro porque "Seguro que hay alguna que te tira los trastos". Dejó de ver a su familia porque "No me apetece ir a verles, otro día vamos cari". Así pasaron dos años y medio. Juanjo no salía, engordó 16 kilos, no tenía ganas de nada y lo de bromear parecía cosa de otra vida.

Un día su mejor amiga, Tania, quedó con él. Tuvieron que verse a escondidas en una cafetería. Juanjo miraba hacia todos los lados, pensando que Ana podría haberse enterado, haberle leído los mensajes, haber entrado en su correo o haberles seguido incluso. No sería la primera vez que le hubiera hecho alguna de esas historias. Tania fue directa, franca y dio a doler porque a veces las personas sólo reaccionamos cuando nos dicen las verdades a la cara. "¿Quién eres tú?" - preguntó Tania a Juanjo - "Tú eres un espectro de quien eras, rebélate y lucha por volver a ser quien eras. Esa chica no te conviene, te está haciendo más infeliz que feliz. Recuérdame en el último mes, un día que hayas sido feliz a su lado". Juanjo se quedó en silencio intentando recordar cuál había sido la última vez que había reído con Ana, que habían disfrutado de estar juntos. No se acordaba y de hecho se dio cuenta de que los momentos que le venían a la mente eran del principio, de cuando empezaron.

Pasaron varios meses y Juanjo seguía sumido en su mísera vida. Ana controlaba cada movimiento, cada palabra que decía, le llamaba la atención continuamente y hasta empezó a insultarle cuando él no le prestaba la "suficiente" atención. "Eres como mi padre, así de mal me trataba él, como tú lo estás haciendo ahora" - le espetaba casi diariamente.
Un día Juanjo se levantó y se fue a la cocina a tomar un café. Sentado en la mesa con la taza en la mano, empezó a pensar en las palabras que le había dicho Tania aquella tarde, cuando le dijo que cuándo había sido feliz, que quién era él. Empezó a llorar porque sabía que no era la vida que él se merecía y que eso no era amor, que el amor aún no lo había conocido.

Fue a buscar a Ana a su trabajo. Le dijo que no quería volver a saber más de ella, que era una ruptura definitiva y que esperaba que se cuidara y se curara de sus traumas. Ella empezó a llorar y a decir que se iba a quitar la vida, que no podía estar sin él, que le amaba y quería tener un futuro con él. Juanjo le respondió "Ana, te he querido, te he cuidado y te he dedicado todo mi tiempo. Tú me has humillado, me has roto el corazón durante casi tres años y me he convertido en alguien que no conozco. Yo soy Juanjo, me gusta hacer bromas, estar con mi gente y reír. Espero que te cures de tus problemas, pero que no hagas a nadie lo que me has hecho a mí. Sé feliz, adiós". Dicho esto de dio la vuelta y no se volvió a pesar de los gritos e insultos de Ana.

Un año más tarde conoció a Lorena, una chica que le quería tal y como era, que se reía con sus chistes, que disfrutaba de estar con él y que se dedicó a hacerle feliz hasta el final de sus días.

Conclusión: Si tú no estás bien contigo mismo, nunca podrás hacer feliz a quien tengas a tu lado. Las personas que están en tu vida no tienen la culpa de lo que te hicieron otras en el pasado, no lo pagues con quien no te ha hecho nada. Todos somos diferentes y hay que apreciar a cada cual por cómo es. Nunca intentes cambiar a nadie, nunca intentes que alguien se comporte como tú quieres porque estarás convirtiendo a alguien en quien no es. Y todos somos únicos e intransferibles. Sé feliz y disfruta y si sales o estás con una persona tóxica, haz como Juanjo y dile "Curate primero antes de echarte pareja porque si no le amargarás la vida. Ahí te quedas. Suerte y buenas tardes".

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