Hasta que la muerte nos separe


Esta historia de amor se la quiero dedicar a Don y Maxine Simpson. Estuvieron juntos 62 años y fallecieron el mismo día mientras estaban dados de la mano.

John trabajaba de ingeniero en Bakersfield. Pertenecía a una familia numerosa, él era el cuarto varón y el pequeño de 7 hermanos. Una tarde después de supervisar las obras de una carretera comarcal, fue a una bolera con sus amigos. Pidieron unas cervezas y se pusieron a jugar. En la pista de al lado había un grupo de 5 amigas, una de ellas era Sharon. Era rubia, con la cara fina, de estatura media y complexión delgada. John le había visto en otras ocasiones pero nunca se atrevía a decirle nada debido a su timidez.

Las miradas que se intercambiaban dejaban entrever que ahí había algo, así que uno de los amigos de John decidió lanzarse en su ayuda. Invitó a las chicas a que se unieran a la partida. Sharon se acercó a John y empezaron a hablar, como si se conociesen de toda la vida.

Los días siguientes empezaron a hacer planes por su cuenta: iban a bañarse al río, a escuchar música a los bares, paseaban por el pueblo... El primer beso se dejó esperar, tardaron unas 6 citas en dárselo, pero a partir de ese día no paraban de darse cariño, en público o en privado.

A los dos años se casaron y decidieron ir a conocer mundo. Vivieron en Australia, en Inglaterra, Alemania, Suiza... A ambos les apasionaba conocer sitios nuevos, les enriquecía vivir en otros países, les hacía felices, tanto como estar uno con el otro. 

Tras 6 años de trotamundos decidieron instalarse en Nueva York y formar una familia. Sharon pasó unos meses muy preocupada porque no podía quedarse embarazada, pero John le animaba diciéndole que si no podían tener hijos no pasaba nada, se tenían uno al otro hasta el final.

Adoptaron dos niños mellizos, un niño y una niña. Sharon se quedaba en casa cuidándoles, mientras John era el cabeza de familia y pasaba el día entero trabajando duro para que no les faltase de nada. Sus amigos envidiaban la relación de pareja que tenían, casi nunca discutían, reían mucho juntos y siempre se apoyaban en todo.

Pasaron 60 años y el aniversario de boda vino con una mala noticia. Habían diagnosticado cáncer de pulmón a Sharon. Ingresó en el hospital y su marido quiso acompañarle para que no estuviese sola. Desafortunadamente tras un tropiezo con una escalera en el centro, John se rompió la cadera y tuvo que estar en cama para reponerse.

Amanda y Matt visitaban a sus padres al hospital después de sus jornadas de trabajo. Pidieron a la directiva que les juntara en la misma habitación, ya que nunca se habían separado. Así fue hasta aquel 3 de agosto. 

Sharon pasó la noche en vela, su enfermedad le iba arañando la vida por momentos. John cogió su mano para darle fuerzas, le dijo que ella era lo más grande que había tenido en la vida y a los segundos Sharon expiró. Él se quedó mirándola durante unos minutos recordando todos los momentos buenos que habían vivido juntos: el día que se conocieron en la bolera, la risa de su mujer, su primer beso, el momento en que abrazó por primera vez a sus hijos... 

Matt entró sobresaltado en la habitación y allí estaban sus padres. Se acababan de ir, pero no solos. Estaban el uno para el otro, como siempre. El destino les había unido y ni la muerte les separaría nunca.



 
Maxine Simpson mira con amor a su esposo Don



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