Sorpresas te da la vida

Hace unas semanas Lucía rompió con su novio. La relación empezó bien, ella se sentía plena, él estaba por ella, pero de repente la historia se truncó. Él se reencontró con su ex novia, empezaron a trabajar juntos y su actitud cambió con Lucía. Lo que eran buenos gestos, palabras de cariño y "Te quieros" se convirtieron en desprecios y malas contestaciones. Lucía no entendía nada, cómo puede cambiar tanto una persona en tan poco tiempo. Ella quería confiar en Peter, pero los actos valen más que las palabras. Él le prometió que nada ocurría, que con ella quería algo serio, que era la única persona con la que quería estar. Y claro, ante esas palabras, Lucía le creyó. 

Se fueron de viaje a Granada y vaya viajecito. Lo que tenía que haber sido un fin de semana romántico, de palabras bonitas se convirtieron en dos días de lágrimas. Y es que el chico había estado la última vez con su ex allí y ya había visto el atardecer con ella, paseado por sus calles... ¿por qué iba a repetir lo mismo con Lucía? Ella quería ver el atardecer desde el balcón de San Nicolás, disfrutar de su chico, de ese momento, pero él no, así que ella lloró. No sabía por qué él se estaba cerrando tanto, por qué ya no era el de antes.

Vuelta a Madrid la historia de desencuentros continuó. Él no quería que ella le preguntara cuándo iban a quedar, que eso le agobiaba, que prefería que fuese improvisado ¿¿?? En fin, ni Peter mismo sabía ni qué decirle. Se fueron a Ávila en el fin de año. Lucía había reservado una habitación en un hotel junto a la muralla, una oferta que se llamaba "pack romántico". Para los tíos lo romántico debe ser una ñoñería de tías y no le dan ningún valor, sin generalizar, que alguno habrá que sí. Lo primero que le preguntó el chico a Lucía al ver el hotel fue "¿Esto es un hostal, no?" Pues a partir de ahí todo igual, mala contestación va, mala contestación viene. "Que no me lo paso bien contigo" "No me haces reír"... Así continuamente.

Lucía no se rendía, quería al chico y luchaba por la relación. Pero hay veces que por mucho que luches, si la otra persona se encierra en la cárcel es difícil encontrar las llaves para sacarle de allí. Él un día le dijo que quería pedirle tiempo. Tras tres días pasándolo fatal, Lucía ya se había hecho a lo peor. Se reunieron y él le dijo que iba a acabar con ella pero que al verla sentía que no podía. Que lo que podrían hacer es romper, empezar como amigos, conocerse mejor, hacerse los mejores amigos, enamorarse y empezar a salir de nuevo. Súper fácil de entender, ¿eh?

Lucía se volvió a ilusionar, empezó a soñar despierta, todo se podía solucionar. Tras unos días con mensajes de él diciéndole que tenía ganas de verle ese domingo, Lucía se hacía más y más a la idea de que iban a volver a estar bien. Llegó el domingo y él le dijo que no tenía tiempo para quedar, que tenía cosas que hacer. Lucía estalló, no podía más. ¿Qué era eso? Le pidió que le devolviera las cosas que había en su casa, quedó con él, se intercambiaron las bolsas con las pertenencias del otro y se despidieron.

Según él "Cuando sea viejecito me acordaré de ti con una sonrisa, pero ahora quiero estar solo, conocerme a mí mismo" y tras romper le dijo "Te quiero". ¿Cómo se come esoooo? Ella se quedó fatal, con el corazón roto y una bolsa de cartón en las manos. Pasaron los días y Lucía pensaba en esas palabras "Te quiero". No sabía si seguir esperando o pasar página. Se decantó por seguir y esperar. Ingenua la pobre. Tras unas semanas ella no paraba de pensar en él, en qué estaría haciendo, en si le echaría de menos... Pero sonó el teléfono. Era una amiga suya y no con buenas noticias.

"Cariño, métete en "Adopta un tío.com"" - dijo Ana. "No quiero buscar pareja, no estoy preparada" - respondió Lucía. "No lo digo por ti. Está Peter buscando pareja". En ese momento Lucía pensó que se le perdía el alma, que sus esperanzas se rompían y su corazón rodaba por el suelo. Se creó un perfil y ahí estaba él "Busco una chica positiva, que disfrute de la vida y que a pesar de las adversidades sepa sacar la sonrisa. Una chica que su sola mirada me haga tambalear". No había pasado nada de tiempo y ahí estaba él, el que le dijo "Te quiero" al romper, el le había dicho hacía poco que quería algo serio con ella, el que le dijo después que quería estar solo. Debía de estar buscando a otra tonta para "usar y tirar". MENTIROSO. Y lo peor de todo es que el perfil se lo podía haber creado antes, cuando estaba con ella, pero a veces es mejor no pensar se dijo a sí misma Lucía. 


Y es que lo mejor en la vida es dejar huellas y no cicatrices. Las huellas se quedan para siempre, recuerdas a esa persona con cariño, con un buen recuerdo, pero las cicatrices te dejan una señal, un tono amargo en el cuerpo. Fuera las personas tóxicas, no merece la pena mantenerles en nuestras vidas porque no aportan nada. Pero si queréis echar un polvo buscad a "Peter, 31", que estará encantado de prometer y prometer hasta meter. A Lucía gracias a Dios ya le da igual y está feliz por haberse quitado tremendo capullo de encima, por no decir algo peor.


La mecánica del corazón, dibujo de Benjamin Lacombe

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