Y sigo viva



Estuve esperando tanto a que sucediera algo increíble que me perdí muchos momentos irrepetibles. 

Ojalá pudiese dar marcha atrás y poder valorar aún más esos abrazos de mis abuelos, las sonrisas cómplices de mis amigos de infancia y el beso de buenas noches de mi madre. 

Cuando eres pequeña piensas que todo va a ser para siempre y sueñas con metas maravillosas. 

Cuando eres una persona adulta te das cuenta de que los momentos más sencillos son la clave de una felicidad basada en la tranquilidad. 

Ya has montado mil veces en una montaña rusa, escalado mil picos y caído con heridas en el cuerpo y en el alma. 

Ahora lo que quieres es tener salud y que los tuyos también la tengan, disfrutar con quiénes aprecias y te aprecian y vivir el día a día. 

Desde que me di cuenta de que la felicidad consistía en eso empecé a vivir en mayúsculas. 

Y sigo VIVA.



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