El PODER del “POR FAVOR” y el “GRACIAS”
Hoy me ha ocurrido algo que me ha motivado a escribir en el blog. Estoy en una playa de Lanzarote haciendo snorkel cuando un pescador se me ha puesto a gritar como un loco diciéndome que me alejara de donde estaba porque le asustaba a los peces. Hace poco tiempo me hubiese ido sin contestarle nada, disgustada por sus malas palabras y formas. Soy muy sensible y todo me afecta, ¿pero que me afecte algo que me está diciendo un desconocido? Eso va a ser que no. Ni conocido ni desconocido. Ya no. Unos días atrás un amigo me preguntaba qué fallos tengo. No le supe contestar (y eso que tengo unos cuantos) porque lo que para una persona es un fallo, para otra no lo es. Pero le tenía que haber contestado un fallo que sí o sí lo es. Me cuesta mucho poner límites. Soy una mujer que no le gustan las discusiones, las evito a toda costa porque me afectan mucho y lo paso mal. Por ese motivo he dejado muchas veces que me pisoteen en trabajos, amigxs y parejas que he tenido. Este verano empecé a poner