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Un príncipe para Shandy y mucho caballero suelto...

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Había una vez en un reino muy muy lejano una princesa llamada Shandy. Era romántica, enamoradiza y soñadora. Su madre siempre le decía que era especial, que tenía algo mágico dentro de ella. Un día su padre puso un anuncio en el Palacio "Busco príncipes que deseen desposar a mi hija Shandy".  Varios candidatos iban apareciendo en el salón principal. Shandy estaba nerviosa, uno de aquellos caballeros iba a ser el hombre de su vida. El Rey anunció a los presentes "Los candidatos que mi hija elija pasarán un día con ella hasta que se decida por uno. Suerte al ganador, se lleva mi bien más preciado".  El primer candidato que Shandy seleccionó se llamaba Simón. Pasaron el día en el campo:  "Yo te colmaré de flores. Quiero que seas la madre de mis hijos. Quiero casarme contigo. Eres perfecta".  Ante estas palabras Shandy quedó embelesada y pensó que él era el ideal. El segundo elegido era Josu, le llevó a la playa:  "Quiero ver tod

Las palabras se las lleva el viento, los hechos ni un huracán

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Prometer es fácil. Puedes prometer amor eterno a otra persona. También puedes decirle que le quieres, que le necesitas en tu vida, que es únic@, original, nunca antes has conocido a nadie igual. Promesas... qué poco nos damos cuenta del daño que podemos llegar a hacer con las palabras. Hay personas que matarían por un "Te quiero" de la persona de la que están enamorados. Te declaran su amor, tú te lo crees y haces lo que sea para ser correspondid@. Caemos en un error grave. Las palabras se las lleva el viento, pero los hechos no. Si verdaderamente alguien te ama, te lo demostrará con acciones. La persona que quiera estar contigo luchará por ti, navegará entre mares para conseguir hacerte feliz. Y sólo querrá estar contigo. El amor no se comparte, ni nadie se merece ser el segundo plato. Si caes en ese tema huye por patas porque puedes acabar mal parado. Hay un par de casos que conozco que siguen juntos y bien, pero normalmente la gente suele acomodarse en un

El destino todo lo sabe

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Desde que era pequeña siempre he pensado que el destino pone todo en su sitio, que lo marca todo. Las personas que nos vamos encontrando en la vida no son por casualidad, sino que llegan a nuestras vidas por una razón que sólo nosotros descubrimos con el tiempo. Algunas viven con nosotros minutos, horas, días, meses, años...pienso que independientemente del tiempo que pasemos con ellas dejan una huella, un recuerdo en nuestro interior, en mayor o menor medida, pero quedan ahí dentro, aunque no queramos. Por eso esta historia la quiero dedicar a las personas que no creen en que el destino une y que aunque dos personas estén viviendo momentos diferentes, pueden darse cuenta  de que están hechos el uno para el otro. Así empiezan las historias de amor, que sin buscarlo se encuentran dos almas en el mismo sitio, a la misma hora y una conexión indefinible les une. Hay sensaciones que sólo se sienten por alguien, hay momentos únicos y hay amores que no se pueden perder porque pasan una vez

Sharon forever

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Matt conoció a Sharon una noche en el “Fat Cat”, un pub de West Village. Cuando le vio pensó que era la mujer más guapa que había visto en su vida. Entrecruzaron miradas varias veces, ella le sonreía mientras daba sorbos a un botellín de cerveza. Jazz sonaba de fondo y ella contoneaba su cuerpo al son de la música. Matt no podía dejar perder la oportunidad de conocerle, así que acabó su cubata y fue adonde ella. La complicidad se notaba y las risas se alargaron durante toda la noche. Se intercambiaron los móviles y Matt no paró de mandarle mensajes hasta que consiguió que aceptara cenar con él.  La primera cita fue en una terraza de la Quinta Avenida, se veía de fondo el Empire State, esa noche estaba iluminado de color azul. Sharon trabajaba en un bufete de abogados, estaba a punto de convertirse en socia y estaba muy ilusionada con ello. Le gustaba montar en bici, correr, la fotografía, la comida vegetariana y era melómana hasta la médula. A Matt le parecía cada vez más y más i