Y entonces...llegaste tú

Samy no había tenido suerte en el amor. Tras 5 años en pareja y 4 de convivencia, todo se desvaneció una noche en la que Tom se fue con sus maletas de la casa familiar. Cuando cerró la puerta, su corazón se rompió en pedazos. Se iban con él muchas ilusiones, proyectos planeados... Y dos intentos de ser padres, que no llegaron a buen puerto.

Pasaron los meses y tras muchas noches de soledad, decidió registrarse en una página de citas. Los chicos que iba conociendo eran cada cual peor que el anterior, lo "mejor" de cada casa: casados desesperados por buscar una aventura, frikis rarunos con gustos peculiares, rácanos de los que no te invitan ni a una caña... 

Las esperanzas se disipaban, todo se tornaba en color negro. Sentía que no había nadie para ella, que le quisiera tal y como era. Quería a alguien con quien compartir momentos, hobbies y caricias. El día de su 35 cumpleaños decidió ser madre soltera. No se iba a quedar sin cumplir su sueño de ser madre si no encontraba una pareja que le llenara. 

Visitó una clínica de reproducción asistida. Le recibió una mujer de unos 50 años, con bata blanca y una sonrisa contagiosa. Samy le contó los problemas que había tenido al intentar quedarse embarazada. La especialista le dijo que no se preocupara, que iban a intentar lo imposible para que pudiera ser madre.

Le enseñó multitud de perfiles de donantes y le llamó la atención un hombre que se definía como "feliz y tranquilo". Eso justamente era lo que ella quería de alguien, que le hiciese sentir tranquila y feliz. Decidió que XCV21345 - Jeff Smith sería el padre de su hija. 

9 meses más tarde nació Lana, lo mejor que le había pasado en la vida. Necesitaba dar las gracias a quien había hecho posible el milagro. Buscó por Facebook a Jeff y ahí estaba él. Le pareció atractivo en la foto de perfil. Se decidió a escribirle:

"Me llamo Samy, quiero darte las gracias por haberme hecho el mayor regalo del mundo. Mi hija Lana nació hace tres semanas, pesó 3,200 kg.  Me gustaría conocerte para poder agradecerte en persona todo lo que has hecho por mí. Un abrazo"

A los minutos Jeff le contestó al mensaje y se citaron al día siguiente. Samy no podía contener las lágrimas, todo estaba resultando bien, por fin. Pensaba que  la vida le empezaba a sonreír de una vez. Nada podía ir mejor. O eso pensaba.

Era el día del encuentro. Había puesto un vestido a su pequeña de color rojo, con un lacito. No podía estar más preciosa. Fueron a un bar de West Village a encontrarse con Jeff. Samy tenía sentimientos encontrados, ilusión, felicidad y muchos nervios.

Las dos llegaron antes de la hora prevista, así que se sentaron en una de las mesas que había junto a la barra. Jeff entró a los pocos minutos y enseguida dio con Samy y Lana. Cuando sus miradas se encontraron, una atracción invisible surgió en ese mismo instante. Pasaron toda la tarde juntos y la siguiente y la siguiente. Así llevan 3 años, felices y tranquilos, como Samy deseaba. Nunca habría imaginado conocer al amor de su vida a través de una descripción. Y que fuera justamente la del padre de su hija.

Conclusión: Nunca tires la toalla, no te rindas. El amor aparece cuando menos te lo esperas. Esta historia, basada en hechos reales, se la dedico a Amina Hart, su novio y padre de su hija, Scott Andersen y su hija Leila. Os deseo mucha felicidad.




Sonrisas que lo definen todo

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