Una ¿corta? historia de amor

Alberto se subió al autobús. Ese fin de semana iba a ver a sus padres después de tres meses sin ir a casa. Su jefe de prácticas le había dejado salir un poco antes y pudo cambiar el billete para el autobús anterior. Estaba contento a la par de cansado, así que iba a aprovechar el viaje para dormir hasta que llegara a Zaragoza. Su asiento era el último de todos, en la parte de atrás del autobús. Cuando llegó a su asiento dejó la mochila en la parte de arriba. Cuando bajó la cabeza vio una chica muy guapa, era su compañera de asiento. Sonrió. Y ella le devolvió la sonrisa.

Empezaron a hablar de dónde eran, qué estudiaban. La coincidencia es que los dos estudiaban lo mismo, Comunicación Audiovisual, pero él el segundo año y ella cuarto. Se llamaba Alba, era de Barcelona y tenía los ojos azules más grandes que había visto nunca. En gustos musicales no estaban tan de acuerdo. Mientras Alba era pachangera hasta la médula, Alberto era heavy a rabiar. "Podrías venir un día conmigo a un concierto y te replantearías muchas cosas" - le dijo él. "Bueno, ya veremos, según cómo te portes" - respondió ella. Y los dos se rieron.

La siguiente hora hablaron de sus películas preferidas, series que seguían... Alberto le puso al día de sus planes profesionales tras las prácticas, quería ser guionista de series. Ella en cambio quería dedicarse a trabajar en producción de tele. Había química y eso se nota aunque conozcas a una persona de tan solo unos minutos.

"¿Has estado algún domingo en la Latina?" - preguntó Alberto. "Sí y me encanta. Si quieres un día quedamos y..." - le insinuó Alba, con una sonrisa que abarcaba muchos segundos sentidos. Se miraron, Alberto bajó la vista y de repente le besó. El resto del viaje se lo pasaron planeando qué harían la semana siguiente, sitios que les gustaría visitar juntos. Y entre tema y tema se besaban, la pasión se vivía en el trayecto. 

Llegó el momento de la despedida, ninguno de los dos quería decir adiós. Él se bajaba en unos minutos y ella continuaba varias horas más hasta Barcelona. ¿Continuaría esa historia en Madrid o había sido un amor fugaz, de esos que siempre dejan huella? - "Me tengo que ir, espero volverte a ver..." - le dijo triste Alberto. "Sólo si tú me llamas" - le retó ella. "Hablamos entonces. Te veo en Madrid" - y dicho esto le besó por última vez.


El autobús pasó de largo delante de Alberto. Alba le decía adiós con la mano, hasta que su imagen se perdió en el horizonte. Ese fin de semana cambió algo para los dos. El destino a veces junta a dos personas cuando menos se lo esperan. Aún siguen guardando el billete de aquel viaje en autobús donde todo empezó. De eso han pasado ya cuatro años.



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